La mezcla imperfecta: trastornos alimentarios y cirugía plástica

Muchas pacientes jóvenes consultan a cirujanos plásticos buscando mejorar su imagen corporal. Impulsadas por los actuales parámetros de belleza, que inducen la búsqueda de un físico inalcanzable, distorsionan su autopercepción al punto de adoptar conductas que atentan contra su vida. Esto motivado por la intención de mantener un estereotipo forzado de la apariencia personal, que los medios y la sociedad de consumo consideran como ideal.

En este escenario, es importante la evaluación de especialistas para detectar pacientes que tienen expectativas que no son concordantes con su historia, además de un examen físico. 

Un paciente con trastorno de la alimentación puede tener complicaciones relacionadas con déficit de nutrientes, alteraciones de la cicatrización y además es muy probable que sus expectativas no se cumplan, ya que la percepción de su imagen corporal no se solucionara con una cirugía.

El tratamiento recomendable en este tipo de situaciones es de carácter psicológico y la implementación de una terapia para el fortalecimiento de la autoestima, reorientando las emociones y conductas asociadas a este desorden para cambiar el temor infundado en los pacientes a ganar peso. Es importante estar atentos como padres o cercanos, a quienes pudieran estar cursando este tipo de cuadro patológico, para orientar la consulta hacia los especialistas encargados de brindar una adecuada intervención terapéutica.

Es frecuente encontrarse con pacientes con consultas múltiples, con trastornos dismorfofóbicos y otras alteraciones, que los pueden hacer creer equivocadamente que una quirúrgica plástica es la solución a sus problemas. Por eso recomiendo en todo momento a mis pacientes priorizar la salud mental y emocional, guiando de manera razonable las decisiones en relación a la transformación de su cuerpo.